700 millones de euros para formación universitaria

El compromiso del Banco Santander con la formación no tiene lugar a ninguna duda. El banco que regenta el cántabro Emilio Botín ha puesto en marcha una vez más su maquinaria para garantizar el estudio y la investigación en la universidad, una actitud loable en los tiempos que corren con universidades, autonomías y gobierno enfrentados por los fondos de ayuda a la educación.

En la Cumbre internacional de rectores organizada por tercera vez por el Santander, Botín puso sobre la mesa un programa de apoyo a los estudiantes, profesores e investigadores universitarios con un montante de 700 millones de euros. De esa cantidad 240 millones se quedan en España y el resto se destina a universidades extranjeras, con una clara apuesta por Latinoamérica, a donde Botín mandará 210 millones, lo que al cambio hace aún más ventajosas estas becas. El plan de promoción de la educación universitaria comprende tres cursos, hasta 2018, tiempo en el que el dinero llegará a más de 40000 estudiantes en forma de becas de acceso y movilidad. La inversión en educación pretende fomentar la investigación y la creación de nuevas empresas mediante una política de apoyo a emprendedores universitarios. Además de dotar a las universidades de medio mundo de nuevas tecnologías para modernizar la enseñanza.

El Santander presta con su generosa aportación un abanico que protege a la educación de los recortes auspiciados por los ejecutivos de varios estados. Tan solo en los países iberoamericanos existen casi mil trescientos campus universitarios donde estudian 17 millones de alumnos. Para Botín la universidad contribuye al desarrollo social, cultural y económico, justificando de esta forma la inversión académica. Este plan de apoyo supone un 14% más que la última aportación realizada por el banco.

Desde Universia, la institución que liga al Santander con las universidades, se realizó un sondeo entre alumnos y docentes participantes en sus programas de apoyo, destacando que la mayoría valoraba muy positivamente la movilidad, mientras que muestran bastante preocupación ante la falta de ofertas de trabajo en España, lo que los empuja a la “fuga de cerebros”.