Ventajas e inconvenientes de ser autónomo

Ser autónomo es una de las formas de emprender más habituales. Se trata de una modalidad fiscal y de cotización a la Seguridad Social con sus propias normas. Como propias también son las normas que tú mismo te dictas para desempeñar el trabajo y ganar el sueldo. Una forma de trabajar con sus propias ventajas e inconvenientes.

Ventajas

Ni que decir tiene que la primera ventaja y más destacable de ser autónomo es que no tienes jefes, o quizás sí. Depende de cómo lo veas. No tienes un jefe que te de la vara sobre cómo hacer tu trabajo, pero sí tantos “jefes” como clientes; con el inconveniente de que si discutes con uno de ellos puedes perderlo y con él una fuente de ingresos. Pero también es ventajoso poder decir “no” a un cliente, cosa que no puedes hacer si trabajas por cuenta ajena.

Ser autónomo significa tener tus propios horarios y trabajar donde quieras (o donde puedas). Tú fijas los precios de tu trabajo y te ocupas de cobrar los beneficios. Eres responsable tanto de lo bueno como de lo malo.

Inconvenientes

En la lista de los “contra” tienes que considerar que ser autónomo supone afrontar las deudas con tu patrimonio. Que si un cliente no paga te quedas sin cobrar. Que probablemente tengas que trabajar muchas más horas que si lo hicieras por cuenta ajena y que los días de fiesta pueden pasar sin que figuren en rojo en el calendario laboral.

El autónomo se paga su propia cotización a la Seguridad Social, un deber que debes atender cobres o no, incluso cuando estás de vacaciones. A eso suma, o resta de los beneficios (lo que prefieras) el IRPF. En los primeros años te puedes acoger a un descuento, pero es algo que debes tener en cuenta. Al igual que el IVA, que incrementa el precio de tu trabajo.

Hay aspectos a favor y en contra. Todos deben ser valorados. Lo bueno es que tú te marca tus propias reglas y puedes modificar el modelo de negocio a tu circunstancia cuando quieras.