Hacia un nuevo modelo de negocio: las empresas B
El actual contexto económico y social, y principalmente sus repercusiones en las posibilidades reales de inserción de multitud de jóvenes y no tan jóvenes en el mercado laboral, está potenciando la aparición de un nuevo perfil de personas que están consiguiendo transformar su frustración inicial en inspiración.
Esta tendencia hacia el emprendimiento no pasaría de ser un hecho anecdótico repetido a lo largo de la historia si no fuera porque dentro de este segmento de población están sobresaliendo una nueva generación de emprendedores que, además de buscar la rentabilidad de su idea de negocio, consideran como base fundamental de la misma la búsqueda de soluciones concretas a distintas problemáticas sociales o ambientales.
La razón de ser de una Empresa B, cuya denominación puede llevar inicialmente a equivoco, no es otra que operar de una forma innovadora bajo altos estándares sociales, ambientales y de transparencia, enfocando la toma de decisiones corporativas no sólo hacia los intereses financieros de sus accionistas, sino también hacia otros intereses a largo plazo en cuanto a su personal, las entidades con las que interactúan en su proceso productivo y/o de comercialización y, de forma específica, en relación a la comunidad a la que pertenecen y el medio ambiente.
En otras palabras, esta tipología de empresas están concebidas desde una clara e irrenunciable vocación sostenible, por encima de otros intereses financieros o comerciales. En palabras de Jay Cohen Gilbert, cofundador en 2006 de la inicativa B Lab, “antes se creaban ONGs para solucionar los problemas de nuestros tiempos, Ahora se crean empresas”, en las que “los beneficios, la facturación, los dividendos, etc. pasan a ser un medio, no un fin”.
Así, la idea que subyace bajo este nuevo modelo de entender el mundo empresarial se refleja en la premisa de que las empresas sociales, empresas B o B Corps no compiten por ser las mejores del mundo, sino por ser las mejores para el mundo, abarcando sectores tan dispares como la formación, el desarrollo web o la atención sociosanitaria y los servicios a la comunidad, pero siempre desde una perspectiva innovadora y enfocada a la inclusión social.
Este planteamiento presenta rasgos comunes con la Responsabilidad Social Corporativa, con la salvedad de que las empresas B parten de la idea de integrar estratégicamente, de una forma decidida y prioritaria, los aspectos sociales y medioambientales dentro de su misión corporativa.
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